La teoria del 3

Ante todo, perdón. Otra vez ha pasado demasiado tiempo entre mi anterior misiva y esta. Sorry. ¿Para que voy a volver a poner excusas varias sobre estas repetidas e imperdonables demoras? Perdón, perdón, perdón… y ya está, ¿no?. Y el Hércules nos ha requerido gran parte de nuestras menguadas fuerzas en las últimas semanas.

Hoy, como despedida antes del descanso veraniego quiero hablaros de mi teoría del 3. Detrás no se esconde la Santísima Trinidad ni nada parecido. Solo es un sencillo recordatorio que ayuda a minimizar errores comunes que cometemos en algunas tareas. Esta sencilla regla nemotécnica no se utiliza para recordar o asociar cosas sino para eludir las generalizaciones, los atajos y las presuposiciones más comunes y erróneas.

Ejemplo 1: “Si un cliente está enfadado, déjale hablar. Ya verás como se desahogará y terminará calmándose él solito.” Piiiiiiiiiiiiiiiii. Error. Sí, hay personas que cuando cuentan cómo se sienten se desahogan y terminan calmándose (tipo 1.) Otros cuando explican su enfado, éste ni va a más ni a menos (tipo 2.) Y también los hay que cuando narran su motivo de ofuscación, al hacerlo, lo vuelven a recordar y van calentándose más y más a medida que lo cuentan (tipo 3.) Con estos últimos más te vale aprender a cortarles de manera delicada.

Ejemplo 2: “Todos tenemos manías pero con la edad éstas se acrecientan y resultan insoportables.” Piiiiiiiiiiiiiiiii. Error. Sí, hay personas que con la edad acentúan sus obsesiones (tipo 1.) Otros cuando van cumpliendo años, sus manías y obsesiones ni van a más ni van a menos (tipo 2.) Y también los hay que con la edad aprenden a minimizar sus obsesiones y manías porque incluso cambian su escala de valores (tipo 3.)

Ejemplo 3: “Es que nuestra competencia nos supera en todo” o al contrario “Nosotros somos mejores que nuestra competencia en todo” Piiiiiiiiiiiiiiiii. Error. Sí, seguro que hay variables en las que somos mejores que nuestra competencia (tipo 1.) Otras en las que somos, más o menos, muy similares a nuestros competidores (tipo 2.) Y también hay otras variables donde, nos guste o no, nuestros competidores nos superan. (tipo 3.)

Ejemplo 4: “Este tipo de cosas les gusta a todos nuestros trabajadores, seguro que les motiva muchísimo.” Piiiiiiiiiiiiiiiii. Error. Sí, seguro que a muchas personas les motiva esa variable. Sea la que sea (tipo 1.) Es más que probable que a muchas personas les de exactamente igual esa supuesta variable motivacional (tipo 2.) Y si, estás en lo cierto, seguro que estás pensando que a muchas personas les desagradará y desmotivará esa variable. (tipo 3.)

¿Cuál es la moraleja? Algo tan sencillo y mil veces repetido de “cada persona es diferente” a menudo se nos olvida cuando, inconscientemente, pensamos que ante un escenario concreto solo habrá una o como mucho dos alternativas. Como mínimo siempre habrá 3 alternativas. Positivo, neutro y negativo. Con innumerables grises entre las grietas de estas 3 opciones. Recordarlo ayuda a mantener una visión objetiva y amplia sobre cualquier tema.

Os contaré un secreto. Cada año imparto formación a una media de 3.000 alumnos. Y seguro que al terminar un año siempre tengo 3 grupos. Siempre. Seguro. Algunos alumnos salen encantados con la experiencia. Les gusta todo lo que hemos desarrollado en clase y están de acuerdo con el 100% de mis ideas. Ya, es un poco raro, rollo Glenn Close en Atracción Fatal. Ni yo mismo estoy de acuerdo con el 100% de mis tonterías (tipo 1.) Otros alumnos, seguramente los más razonables, comulgan con algunas cosas y no lo hacen con otras. (tipo 2.) Y, me guste o no, tendré un porcentaje de alumnos que les desagrada todo lo que hemos visto y sienten verdadero odio o repugnancia ante mi sola presencia. Seguro. Sirven de equilibrio con el grupo 1 (tipo 3.) Mi misión es controlar bien los porcentajes de los 3 grupos y, sobre todo, no atormentarme por tener individuos en el tercero. Ellos también son hijos del mismo Dios y seguramente también habita en ellos un herculano todavía oculto.

Feliz verano, queridos y queridas…

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